Tenía tiempo que no me reía tan sinceramente en el cine, y que no derramaba una que otra lagrima en la misma película. Pride no es solo una historia de la vida real, no se limita solo a eso. Le da a cada personaje un toque de humanidad y honestidad que no hace otra cosa sino ser una película que recae en sus actores para el exito, quienes entienden el trabajo y no solo llevan la pelicula en sus hombros sino que la elevan a un nivel al cual seguramente un guión tan simple nunca soñó.
No importa lo que digan los carteles, o quien tenga el nombre con letras mas grandes o incluso si el nombre aparece en absoluto, el protagonista de esta historia es Ben Schnetzer, quien da una actuación bastante buena y a la altura. Le da vida a Mark Ashton, personaje de la vida real y activista por los derechos no solo de la comunidad LGBT sino de la sociedad en general y las minorias. Todo el elenco esta genial, y son todos tan buenos que teniendo nombre como Imelda Stauton ninguno opaca al otro entendiendo cada uno su rol en la historia.
La película se desarrolla en el Reino Unido durante la huelga de los mineros mientras el gobierno de Tatcher, una asociación de Gays y Lesbianas deciden ayudar a recoger fondos para ayudar a los mineros, sin embargo nadie acepta sus donaciones excepto un pequeño pueblo, donde al igual que en el resto del Reino ser gay no es muy bien visto.
No deja de ser una película, pero es grato saber que por lo menos algo dentro es verdad. La película balancea los estereotipos de una manera muy acertada y logra que comentarios homofobicos suenen graciosos e inocentes, sin dejar de darle la importancia que el tema requiere. Invita a la unión, todos somos humanos.
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